Uno de esos findes

Es por obligación, porque no tengo más remedio. Sin embargo me intento convencer a mí mismo de que es una decisión propia, meditada y libre.
Hoy es viernes, todo el mundo (o casi todo) se va al festival S.O.S. de Murcia. Me muero de envidia aunque me daba una pereza tremenda ir por el dinero, la incomodidad de pasar un fin de semana durmiendo a saber dónde y que me iba a encontrar a mucha gente que detesto y a la que tendría que saludar como si fueran mis amigos del alma. Esto último es una mínima hipocresía social necesaria para convivir en sociedad sin perder amigos por borde.
Hace tiempo que llevo pensando en pasar un par de días solo. Sin nadie a quien complacer ni a quien molestar. Sin gastos excesivos ni estado de salud perjudicado. Toca dos días de hacer todas las cosas pendientes que tengo, de leer, de escuchar música, de dejar la casa impoluta, de reflexionar y de escribir. De vez en cuando es necesario aislarse y sentirse bien con uno mismo. Lo que me parece primordial en estas ocasiones es tener muy claro lo que tienes que hacer. Aprovechar al máximo el tiempo y disfrutar la soledad hasta conseguir ese estado de satisfacción equivalente al del trabajo bien hecho y además relajado.
Ya dije en una ocasión que no hay nada peor que la soledad impuesta, y nada mejor que la soledad escogida y voluntaria.
Ya tendré más fiestas y sábados primaverales. Siempre habrá más planes, más terracitas y más vinitos a mediodía. Quedan muchas noches calurosas que compartir con los amigos. Ahora lo único que quiero es que se ponga el sol, acabar la jornada laboral y comenzar a disfrutar de estos dos días con mi soledad. Los dos bien juntitos.
Hoy es viernes, todo el mundo (o casi todo) se va al festival S.O.S. de Murcia. Me muero de envidia aunque me daba una pereza tremenda ir por el dinero, la incomodidad de pasar un fin de semana durmiendo a saber dónde y que me iba a encontrar a mucha gente que detesto y a la que tendría que saludar como si fueran mis amigos del alma. Esto último es una mínima hipocresía social necesaria para convivir en sociedad sin perder amigos por borde.
Hace tiempo que llevo pensando en pasar un par de días solo. Sin nadie a quien complacer ni a quien molestar. Sin gastos excesivos ni estado de salud perjudicado. Toca dos días de hacer todas las cosas pendientes que tengo, de leer, de escuchar música, de dejar la casa impoluta, de reflexionar y de escribir. De vez en cuando es necesario aislarse y sentirse bien con uno mismo. Lo que me parece primordial en estas ocasiones es tener muy claro lo que tienes que hacer. Aprovechar al máximo el tiempo y disfrutar la soledad hasta conseguir ese estado de satisfacción equivalente al del trabajo bien hecho y además relajado.
Ya dije en una ocasión que no hay nada peor que la soledad impuesta, y nada mejor que la soledad escogida y voluntaria.
Ya tendré más fiestas y sábados primaverales. Siempre habrá más planes, más terracitas y más vinitos a mediodía. Quedan muchas noches calurosas que compartir con los amigos. Ahora lo único que quiero es que se ponga el sol, acabar la jornada laboral y comenzar a disfrutar de estos dos días con mi soledad. Los dos bien juntitos.