jueves, junio 16, 2011

Verdades y mentiras


Siempre he dicho que lo que más odio es la hipocresía, no me gusta, hace que no me fíe y me provoca bastante dolor e ira. Me parece realmente importante dejar claro la diferencia entre la hipocresía y la mentira. Todos mentimos, pero no por ello somos unos hipócritas. Según la definición del diccionario la primera es el fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan. Esto es distinto a las multiples acepciones de lo que es mentir como pueden ser fingir, inducir a error, falsificar o faltar a lo prometido. Sin embargo dentro de la mentira también se encuentra el decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa. Ahí es donde se unen ambos conceptos pero con ciertos matices. Vemos cómo se puede mentir y, según cómo y por qué, ser un hipócrita, y mentir sin caer en la hipocresía. La mentira puede utilizarse para hacer el bien en ocasiones y considero que también se puede sacar provecho de ella en beneficio propio siempre que no sea algo excesivo o con un egoísmo desmedido. Me parece que estoy dejando demasiada manga ancha.

En los últimos meses estoy más perspicaz (o eso creo yo) al mismo tiempo que más cotilla. El resultado en la mayoría de los casos es desagradable, sobre todo cuando averiguas cosas de gente a la que quieres. Hace poco, entre copas perdí un poco el control de mis impulsos y el dolor y la ira de la hipocresía que había sufrido, lo que provocó que de mí salieran recriminaciones y consejos excesivos pero que supe expresar de manera que sólo los comprendiera la persona a la que iban dirigidos. Hasta en esas ocasiones me mantengo elegante. Otra persona presente se quedó un poco perpleja pero tuvo la suficiente inteligencia como para no preguntar. El resto no se enteraron de nada. Después de eso la persona hacia la que iba dirigido mi "speech" me dijo a solas que me había pasado. Que era capaz de perdonarme admitiendo que se me había "ido la olla" y que había cosas que yo no sabía. Sólo me hizo falta lanzarle una mirada que decía: no sólo sé lo que no me has contado, también sé lo que me has contado que es mentira y no me parece bien. Ante esa mirada lo único que pudo hacer fue pedirme disculpas y que hiciéramos como si no hubiéramos tenido esa conversación. ¡Lo que es capaz de hacer una mirada bien dirigida!

Ahora es cuando yo debo entonar el mea culpa porque llevo dos meses que no hay gente con la que no mienta descaradamente. Para cosas sin importancia o para darme una falsa notoriedad de manera totalmente hipócrita. Me siento francamente mal y algunas mentiras se me empiezan a ir de las manos. jamás creí que yo pudiera llegar a esta situación. Me toca empezar a cortarme y resolver entuertos. Me siento avergonzado.

1 Comments:

Blogger wildwildreally said...

¿Sabes? Una de las muchas cosas que me gustan de "tu yo" que muestras en el blog es tu sinceridad a más no poder.

Realmente es bien diferente la mentira de la hipocresía, y a veces mentir puede tener una buena causa, pero aún así creo que deberíamos huír lo máximo posible de ella. Termina por minar nuestro yo y el de los demás. O eso creo yo.

Lo cierto es que alguna vez hemos caído en la mentira, me incluyo por supuesto, pero si esa mentira nos va a meter en más entuertos, salgamos de ella lo antes posible, aunque nos avergoncemos... mejor eso que vivir atados a ella, ¿no?

Un besazo!

9:56 p. m.  

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