Entonces... ¿qué me pongo?

Premisas:
- La ropa me apasiona y me hace feliz.
- No me gusta la ropa que tengo y me encantaría tener dinero para renovar mi vestuario hoy mismo y cada estación.
Tolero todo tipo de estilos y luzco todo tipo de prendas, desde camisetas viejas a americanas pasando por zapatillas grandes o pequeñas, zapatos o hasta pantalones anchos en alguna ocasión. Mi prenda favorita para mujer es la minifalda y para hombre la americana. Tengo varias americanas y no es nada raro verme en el trabajo con ellas sobre camisetas habitualmente o sobre camisas.
No comprendo por qué si tantos días voy al trabajo con americana siempre hay algún gilipollas que me dice: “Qué elegante vienes hoy, no?” Yo flipo. Tan poco me pega ese estilo que por más que vaya medianamente “bien vestido” siempre sorprenderé a alguien? El colmo llegó el 1 de enero, seis personas seguidas se extrañaron por mi elegancia y, una a una, mis respuestas eran cada vez más bordes. Pasé de un suspiro con cara de mala leche a un “vete a la mierda!” al último, un pobre que casi ni conozco y que muy amablemente me vino a felicitar el nuevo año y resaltó mi elegancia. En fin, supongo que para que me dejen en paz voy a tener que ir a trabajar con un chándal Astore, una camiseta de Extremoduro y unas míticas zapatillas “Jota Jaiber”.
Tiembla Karl Lagerfeld, me voy a convertir en tu peor pesadilla!