No existen los pantalones perfectos
Nunca he tenido unos pantalones que me quedaran bien del todo: o demasiado anchos de cadera, o demasiado largos, o no me cabía el culo...
El otro día encontré por fin los perfectos, parecen hechos a medida (según palabras de una chica de fiar) pero, por supuesto, algo falla. Tal y como me informó el dependiente, la mitad de los pantalones de ese modelo venían sin botones de la bragueta a parte del de la cintura, era el caso de mi pantalón y no había ningún otro con botones y mis medidas perfectas. De ese modo me tuve que conformar con un pantalón imperfecto que me queda perfecto (valga la redundancia) y al que tendré que hacer algún torpe apaño.
He de decir que el defecto no se nota si estoy de pie, sólo cuando estoy sentado se abre la bragueta y es que, asumámoslo, no existen los pantalones perfectos. Del mismo modo no existe el trabajo perfecto en el que siempre te lo pases bien, cobres mucho y libres seis meses al año; no existe el mundo perfecto en el que la gente actúe siempre con buenas intenciones y cada uno obtenga lo que merece y... No. Definitivamente no. No existe la mujer perfecta con una apariencia física tal y como has soñado toda la vida, tus mismos gustos y tus mismas inquietudes. Que todo el mundo se saque ese mito de la cabeza y descubra que en las imperfecciones se encuentra la verdad, la belleza o como quieran llamarlo.
No, no existen los pantalones perfectos.