Un agradable reencuentro

Te lías y te lías. Ya sea por una cosa o por otra, por un vicio o por un impedimento serio. El resultado es que tengo al pequeño club un tanto desatendido y a pesar de ello varios nuevos visitantes. Es curioso, cuanto más cuidas un post o más tratas de que sea original, menos éxito tiene entre los frikis del ciberespacio. Entonces cuestionas tu criterio y pides consejo a cualquiera que te dice que sí, que a pesar de no haber escrito nadie un mísero comentario, este o ese post es, tal y como tú creías, mejor que otros más visitados. Para ejemplo mi último escrito: algo sin importancia, escrito sobre la marcha en dos minutos que como lo he dejado sin actualizar bastantes días recibe 20 entradas, algunas de bloggers desconocidos.

Hay ocasiones en las que te vuelves apático, que tienes ataques de ira sin venir a cuento y que todo el mundo te cae mal. Bueno, igual sólo me pasa a mí que soy un poco rarito y sufro algo así como un síndrome pre-menstrual masculino. Últimamente he estado así y he recibido grandes cumplidos como por ejemplo (y cito textualmente): “eres un desequilibrado con cambios de humor” o “con esa manera de hablar pareces un personaje de una película de Spike Lee”. Lo peor de todo es que me comporto así con quien tengo confianza mientras que frente a los desconocidos soy la persona más educada y cívica del mundo.

De pronto se da otro cúmulo de circunstancias, otra serie de coincidencias (que es de lo que se alimenta la vida) y todo vuelve a girar. Un comentario, varios discos nuevos, el sol no sólo sale sino que además calienta, confirmaciones del Summercase... De ese modo se te anima la cara, te vuelve a apetecer ir a currar, quieres escribir un nuevo post que merezca la pena y te mueres por una juerga como hace tiempo que no disfrutas. Supongo que llega la época de la sangre alterada. Según los científicos aún quedan unos días, pero yo ya sé que está aquí. He visto a las chicas en minifalda y el sol me dijo la otra tarde en la Gran Vía que ella se había adelantado porque me había visto de bajón. Yo le dije que no se preocupara que no era más que un pequeño desequilibrio químico sin importancia pero que me alegraba mucho de haber vuelto a verla antes de tiempo.