Reflexiones acerca de la amistad

El siguiente texto fue escrito rápidamente en el primer trozo de papel que encontré hace un par de semanas tras una inesperada conversación en Madrid:

Las amistades pueden evolucionar de muchas maneras: pueden terminar bruscamente, se pueden distanciar, pueden crecer... pero lo peor es el no tenerlas claras, no comprenderlas y no saber qué esperar de ellas. A mí nunca me había pasado durante tanto tiempo como me está pasando ahora. Por cuestión de azar o afinidad siempre acabas acercándote más a unos o a otros; llegas a coger mucho cariño a ese grupo de personas que TÚ eliges y serías capaz de hacer grandes sacrificios por esas personas. En ocasiones, hasta harías cualquier cosa por gente que sabes que no haría lo mismo por ti, pero te da igual.

Lo que me mata, e insisto en que es nuevo para mi, es que tras reconocer ante mí mismo que por un motivo u otro aprecio y quiero a determinadas personas, esas personas no tengan una actitud clara ante mí. No es normal tener detalles y muestras de respeto, cariño y afecto que a mí, como soy un tierno, me conmueven tanto por muy insignificantes que sean, y de pronto pasen a ofrecerte indiferencia, que no cuenten contigo o que tengan los detalles más feos a tus espaldas.

Puede que me emocione con demasiada facilidad.
Puede que en ocasiones malinterprete a los demás.
Puede que me encariñe demasiado con la gente.
No sé, puede que sea culpa mía.