sábado, enero 05, 2008

Onírico (II)


Hay veces que tus peores pesadillas se hacen realidad. Estoy hasta los cojones de ser un puto pitoniso. Vale, hay ocasiones en que son los sueños son los que se hacen realidad, pero coño, que se dosifiquen las dos opciones un poco. Yo con un sueño entre dos pesadillas me conformo. ¿Qué más da un sueño que cinco? Con el primero ya te alegras.

Aun así el número de pesadillas es mayor que el de sueños. Yo antes pensaba que una cosa buena contrarrestaba varias malas, ahora me doy cuenta que ni de coña. Lo peor es cuando una de las cosas que más temes se va haciendo realidad poco a poco. La agonía bañada por inseguridad se eterniza y te consume hasta que de ti sólo queda un vampiro con quince quilos menos que cuando eras feliz, sin sonrisa, sin ganas de hablar ni de hacer nada, sin color y sin confianza.

Ya cuando el mismo día termina de hacerse realidad la pesadilla y tú has despertado con un agradable sueño de la misma temática pero opuesto a la realidad… eso ya es la polla!

Hoy soy optimista.