miércoles, octubre 17, 2007

El viaje a ninguna parte

Mareos y náuseas es lo que siento cada vez que oigo historias relacionadas con viajes. En realidad yo sería feliz viajando pero siempre me falta tiempo o dinero. Me hace gracia, porque todo el mundo tiene menos dinero que yo y, sin embargo, todos tienen dinero para viajar. Me gustaría que me dijeran el truco ya que yo soy Mr. Austeridad y sólo tengo dos caprichos: vivir solo y las piedras marrones. Además voy a tener que dejar una cosa u otra en pocos meses ya que mi cuenta bancaria no para de decrecer. Pero bueno, desde cuando voy a creer lo que dicen otros? Todo el mundo miente, eso lo sé, pero es difícil que yo no me ponga nervioso con su hipocresía.

Partiendo de esa base, imaginad cuánto tengo que forzar la sonrisa cuando me hablan de los viajes que han disfrutado otros. A alguien realmente le gusta escuchar esas historias? Si no lo has vivido en primera persona son un coñazo! No puedes hacerte a la idea de cómo son lugares, personas, maneras de vivir u olores si no los has experimentado tú mismo. O es que incluso in situ la mayoría experimenta las cosas de una manera así de superficial y escasa? Empiezo a creer que sí.

Para colmo llegaron las cámaras digitales. Ahora el mundo está lleno de grandes fotógrafos que lamentan no haberse dedicado profesionalmente a retratar la luz. El carrete de 24 fotos (menos las que salían mal) se convirtió en miles de imágenes dentro de una pequeña memoria. Eso equivale a varias horas fingiendo que te interesa un plano detalle en el que se aprecia perfectamente cómo crecen las raíces de los árboles típicos de Micronesia. Por no hablar de las siempre presentes series de amaneceres y atardeceres.

La próxima persona que venga a contarme su experiencia turística (aunque quede claro que no iba en plan turista, ejem, ejem), que se abstenga y que recuerde que mi nivel de tolerancia no supera las diez fotos.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

bueno rick, qué decirte? me parece acertadísima tu reflexión, esas cosas que uno siempre piensa cuando te están pasando, pero no las das mucha importáncia porque piensas que al fin y al cabo... pero es cierto todo, la história del viaje que no alcanzas a sentir, la tortura de las fotos, la impostura, etc...

8:44 p. m.  
Blogger angie said...

(ups...después de leer esto creo que mi último post viajero no debió de hacerte gracia...ejeje)

pues a mí me gusta viajar.y mucho. pero sí estoy de acuerdo contigo en que no puedes experimentar lo mismo que el viajero si no has estado alli, y el noventa por ciento de las fotos que te enseñan no las entiendes igual que él.será por eso que yo no suelo enseñar las fotos en casa (lo que ayuda a mantener el misterio, nunca se sabe si he estado donde he dicho que iba...).son mi tesoroooo...

una profesora mía decía que viajar también es invertir en trabajo, así que con la excusa te puedes escaquear del curro y hacerte un viajecito. aunque si todo el mundo miente me has chafau todos mis futuros viajes. vale que todo el mundo mienta menos ella???

por cierto, que he tenido que escribir todo este rollo para darme cuenta del verdadero significado del capricho de las piedras marrones. creo que estoy peor de lo que pensaba...

11:13 p. m.  
Blogger Rick said...

Esdepp, qué más puedo decirte, que deberíamos ser más honestos y poder decir que no nos interesa lo que nos están contando sin que se molesten. Es que esto de ser políticamente correcto... jajaja!

Angie, jajaja! no me acordaba de tu último post, lo siento, jajaja! A mí también me gusta viajar o, más bien, me gustaría poder viajar, pero es verdad que todo turista en su regreso a casa se convierte en la persona más pelma del mundo.

Muchos saludos!!!

3:28 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

He de reconocer que cuando te leí pensé que eras un exagerado y que había que interesarse por los rollos varios de tus amigos, que para eso son tus amigos, para que te sientes y les escuches o veas (con interés real o fingido) lo que quieran enseñarte.
Pero ayer ví 600 y pico fotos de un viaje a Venezuela y como colofón un video. Me acorde de ti mil veces y te dí la razón mentalmente otras tantas. Así que prometo no solemnemente no torturarte nunca en ese sentido (en otros ya veremos, je).

1:00 p. m.  

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