Fin de semana festivalero (I)

Rufus Waiwright

Un festival en un sitio tan lejano (por lo menos para la gente de provincias no acostumbrada a las grandes distancias) conlleva un camino excesivamente largo y caluroso que, por otro lado, iba a recibir la réplica de un regreso tres veces más largo temporalmente hablando.

Cuando entramos al recinto el primer destino fue la terminal S, una carpa con un sonido no demasiado bueno (los escenarios se oían mucho mejor que las carpas) en la que actuaban The Concretes. Este grupo de estética hortera-pija-pop no ofrece nada nuevo y hasta puede llegar a cansar un poco, pero a pesar de todo el concierto mereció bastante la pena, tenían algún tema bastante bueno y resultó una actuación muy animada. Era una buena elección para empezar a calentar motores y tomar los dos primeros minis de cerveza.

El siguiente paso fue ver un poco en un escenario grande a los Dandy Warhols, un “prestigioso” grupo que actuaba sin bajo y pretendía dar una lección de guitarreo. Vale, eran dos buenos guitarristas pero se trataba un grupo que cansaba en muy poco tiempo y con un sonido muy malo (fuera de quien fuera la culpa). De lo peor que pude ver en el festival.

A continuación nos dirigimos al otro escenario a ver uno de los platos fuertes del día: The Divine Comedy. Grandes canciones de alta calidad musical con una gran orquestación y un sonido perfecto. A buen entendedor pocas palabras bastan; de las mejores actuaciones. Me gustaría resaltar las tablas del líder y cantante Neil Hannon que supo dirigir y animar al público a la vez que interpretaba a la perfección sus canciones.

Llegó entonces el momento de regresar a la primera carpa para ver a uno de los autores que más ganas tenía yo de ver, como dijo literalmente en su concierto Neil Hannon: “The glorious Rufus Wainwright!”
No sé si es acertado idear un concierto intimista en un festival pero a mí me gustó. Cantaba él solo con su guitarra o con su piano y en alguna ocasión lo acompañaba su hermana Lucy (no Marta). El repertorio no fue el supuestamente esperado al tocar sin acompañantes; se echaron de menos temas como “The one you love” o como “Oh what a world”. Sin embargo hubo algún momento cumbre como cuando interpretó al piano el “Aleluyah” de Leonard Cohen. Los inconvenientes del concierto fueron que la gente no paraba de hablar y hasta el mismo Rufus tuvo que pedir que se callaran, y que cuando empezó New Order en el escenario de detrás se les oía lo mismo que al amigo Wainwright. Estos dos factores motivaron que la actuación fuera muy corta y apenas llegara a 45 minutos. Es una pena pero un Divo como Rufus se lo puede permitir.

Siguiendo la llamada del sonido fuimos a New Order, unos clásicos, gran actuación que sonaba muy bien el poco tiempo que los vi durante el cual nos deleitaron tocando hasta un tema de Joy División (creo recordar que fue “She´s lost control” pero no estoy seguro). Hubiera visto este concierto entero pero comenzaba entonces Primal Scream. ¿A quién se le ocurre poner estos dos conciertos a la vez?

Primal Scream fue el unico grupo que vi que se retrasó y me sorprendió al ver que el cantante Bobby Gillespie no iba colocadísimo y se tenía en pie. Lo cierto es que la actuación fue buenísima, muy profesional, estuvieron muy bien y nos deleitaron con temas como “Country girl” o “Swastika eyes”. Este última canción fue para mí uno de los momentos más intensos y debo calificar a este grupo como el autor de una de las mejores actuaciones del festival.

Después fui un poquito a Keane que me ofrecieron exactamente lo que esperaba y que me lo definió perfectamente un compañero de trabajo: un karaoke ya que sólo teclado, batería y voz eran en directo, y una patética actitud rollo O.T. del cantante. Sin comentarios.

Finalmente pasé de entrar a la carpa en la que pinchaban los Chemical Brothers que estaba llenísima de gente y de la cual las personas salían por debajo de la lona de los laterales como ratas asfixiadas.

Acerca de la organización:

A favor: Dentro del recinto había todo lo que podías necesitar (cajero, baños sin colas, zona de descanso, masajes...) y los conciertos empezaban a su hora exacta (lo que no es nada fácil).
En contra: Había que comprar diferentes tipos de tickets para combinados, cervezas, bocadillos, patatas... me parece muy ruin. La comunicación para llegar al lugar y sobre todo para regresar era horrible. Desde que salimos del recinto hasta llegar a casa tardamos tres horas entre esperar al autobús y al metro. Una debacle.

Balance final del viernes: Ver en el mismo día a Divine Comedy, a Rufus Waiwright y a Primal Scream me parece muy difícilmente superable. Fue un día menos espectacular que el segundo pero probablemente de mayor calidad musical.