Christmas without nightmares

Nunca he tenido más cosas que contar y menos al mismo tiempo.
Ahora mi vida es un poco locura, sigo de casa en casa buscándome la vida de ocupa mientras no tengo nada fijo en el curro. La verdad es que es toda una experiencia pero, al mismo tiempo, estoy muy liado y no tengo tiempo para mí mismo.

Las primeras navidades fuera de casa han sido mejores de lo que cabía esperar; a mí nunca me han gustado pero este año ha estado bien ver cómo la gente se vuelve más abierta y simpática, y se respira mejor ambiente. ¿Será que me ha visitado el Espíritu de la Navidad? Ja, ja, ja! Vamos a dejar de ponernos ñoños un poquito.

Después de una Nochevieja divertida acompañada de Brugal con limón y de los amigos en la vieja Iruña, toca el regreso a la capital. Es curioso cómo cuando se cierra una puerta se abre otra. El día 31 me comunicaron que debía abandonar pronto el piso en el que estoy, es normal, ya llevaba un mes acoplado en el mismo sitio y no conviene abusar. Tras un poco de incertidumbre con lo que podía hacer, esa misma noche me ofrecieron que podía pasar unos días en casa de unas amigas de una amiga (c´est la vie). Es un poco raro cómo las cosas suceden en el momento exacto como si todo ya estuviera planeado, como si las casualidades realmente sostuvieran la vida cotidiana. De momento tengo dónde caer muerto pero ya va siendo hora de buscar un lugar, una residencia donde poder estar y pagar mes a mes a la par que renuevan (o no) mi contrato. Espero encontrar algo aunque si las cosas van mal no me hará falta.

Ahora sólo queda ver si los Reyes Magos guardan alguna otra sorpresa para mí. No lo creo de momento, pero en esta vida tan acelerada no te puedes fiar nunca.

Por último disculparme por llevar tanto tiempo sin escribir nada por aquí pero es que ya digo que tengo muchos líos y pocas posibilidades de acceder a internet.
Espero que terminéis bien las fiestas y quiero desear a mis fans que no les traigan mucho carbón este año.

Hasta pronto!